Y NO QUERÍA HABLAR DE NAVARRA

Puras dimite a puro huevo de la dirección de un PSN hecho puré. El cocinero en esta ocasión no es un dicharachero chef vasco ni un esteticista innovador, de experimentos con gaseosa, catalán. No, en esta ocasión el cocinero de la papilla Navarra es gallego, gallego desde Madrid, que es otra forma de ser gallego. Pepe Blanco hizo lo que tenía que hacer pero el problema, si es que hay un problema, no está en lo que hizo sino en los motivos por los que lo hizo. El desaguisado navarro no viene dado por la contradicción que supondría para un partido españolista aliarse con los nacionalistas que se quieren llevar para Ibarretxe el viejo reino. No, no es la idea de Estado del PSOE, si es que la tiene, lo que ha prevalecido, sino un interés electoralista para llevarse el voto de centro moderado a su costal. Si Zapatero y sus huestes tuvieran claro un modelo territorial basado en el desarrollo autonómico, un desarrollo que diera por cerrado el debate, no gobernarían en Cataluña con los pantomímicos Puigcercós o Carod Rovira, o en Galicia con el B.N.G., que empezó siendo de izquierdas, con un señor de pelo y barba blanca mal encarado dando zapatazos en la tribuna contra el dinosaurio, y ahora es una réplica del P.N.V. pero con acento musical. No hay ninguna diferencia, en lo fundamental, entre los nacionalistas centrífugos, sean catalanes, gallegos, vascos o navarros, o vasco-navarros o nafarroako euskaldunes o lo que sea, o como quiera que se diga. La única diferencia es que Navarra tiene su enjundia, sus sanfermines, y el navarrismo españolista es un voto que no se puede descuidar pues tiene más fuerza en su territorio que el resto de españolistas en los otros, y no porque haya más sino porque en los demás sitios les da lo mismo, “ande yo caliente…”. Pero el Navarro es más parecido al maño en tozudez y se toma las cosas a la tremenda, tanto en un sentido como en otro. El “Navarra no se vende” del P.P. tuvo su calado aunque no se reflejara en las últimas elecciones y eso, Pepe, que es muy listo, lo sabe. ¿Es legítimo pretender ganar las generales aunque el grueso del voto no venga únicamente de la “puritita” izquierda?. Pues sí, es legítimo por mucho que diga la progresía referencial que es una traición al electorado dejar gobernar a UPN. Pepe, que no es tonto, prefiere mirar al año que viene y que siga gobernando Zapatero a que el ínclito Puras monte un gobierno “de progreso” cogido con pinzas en Navarra, con la bella Uxue y el feo Zabaleta. ¿Que algunos socialistas navarros (algunos digo, que cuando se pase el calentón yá verán) quieren montar otro partido?, pues que lo monten. Podría ser Nafarroa Sozialista Bai, y podría liderarlo el alcalde de Sartaguda, al que tan bien se le da el mus con los batasunos. Hasta “The Economist”, que es un periódico muy importante de la Inglaterra de toda la vida, dice que el P.P. se quedó sin su mejor arma electoral en el momento en que acabó el alto el fuego de E.T.A. y el famoso procesito, si Pepe consigue quitarle lo de la españolidad y el rojigualdismo, Rajoy está acabado, que es el último objetivo de los socialistas.

En conclusión, en mi opinión, que es una opinión tan válida como la de cualquiera, al menos para mí, en esto de los votos no hay derechas ni izquierdas, ni centralismo ni nacionalismo, hay puro marketing y el apurado Puras no se entera. Pepe Blanco, blanco nuclear, ha hecho lo que debía y la idea de Estado y la izquierdosidad y todas esas gaitas quedan para otra ocasión. Pragmatismo, hermanos, pragmatismo, que es la tercera vía.

Anda la leche, y eso que no quería hablar de Navarra.

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