LLAMAS FRÍAS

Las llamas sagradas recorren las calles, acorazadas, entre forcejeos, gritos y clamores con intentos de sofocar un fuego que es visto como símbolo de violencia y tiranía más que como olímpica muestra de fraternidad. Mas la antorcha que luce tiene otros brillos pues se dirige al mayor mercado del mundo y las divisas, los comercios, las balanzas y el tráfico de riquezas no entiende de moral política ni de derechos humanos mientras la llama dé calor crematístico a las potencias, calor de ambición más que de solidaridad pues lo que mueve el mundo no son los individuos sino los índices. Puede gritar el Tíbet y escupir sobre la llama, mas no se apagará pues el caro combustible la alimenta de previsiones y estudios de mercado.
Antorcha protegida, pueblos abandonados.

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