Y MIRA TÚ

Y mira que vi cruces,
encrucijadas,
disyuntivas.
Y mira que opté
por lo llano
o lo escarpado,
dependiendo de la luz
que ofrecía el horizonte.
Siempre tropecé,
topando abismos
o lagos insalvables,
en los que nadar
desnudo al frío,
emergiendo a escarcha
de la otra orilla.
Y mira que erré,
errante y erróneo,
en convoy incierto,
con la muerte al arcén
o en la posada,
sabiéndola al acecho.
Y mira tú,
que ahora,
tras lo recorrido,
vuelvo a calzarme
en suela dura,
con alforja raída,
peregrino de mis fallos
y mis aciertos
menores,
mínimos,
inapreciables.
 

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