ABUELO

El niño mira al viejo
incrustando sus párpados
en los surcos arados a golpe de año.
Pregunta por qué del tiempo
y las edades y los cuandos.
El viejo mira al niño
y los ojos nublados
resbalan en la tersura
de la piel de albaricoque.
Y también pregunta,
hacia dentro,
buscándose en el fondo
de la mirada de manantial
de lo que fue un día.
¿Quién lo sabe?,
responde.
El niño ríe,
ríe y trota
colgado como péndulo
de la mano heredada.

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