DE POLVOS BLANCOS Y OTRAS HARINAS

Dicen los medios, y si el río suena agua lleva, que de los sótanos de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla, que tiene un color especial, han sido cambiados unos polvos por otros. Vamos, que han "birlao" droga. Dicha droga, intervenida en operaciones contra el narcotráfico, estaba custodiada, a disposición judicial, por los mismos agentes encargados de incautarla, la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO). ¿Corrupción pura y dura?. Es posible. Es lo primero que se puede pensar de un hecho tan grave. Lo que sí está claro, y no deja de ser grave, que estamos hablando de un delito cometido por quién tiene que perseguirlo. No obstante, consideraciones éticas y legales aparte, hay que estudiar en qué falla el sistema. La lucha contra la droga es uno de los trabajos policiales más duros, que mayor dedicación exigen, sin horario, y cuya efectividad es medida de una única manera, con resultados, con volumen de alijos. Para obtener esos resultados hay que obtener información. La información se saca de confidentes, los cuales no son, en ningún caso, personas de impoluta honorabilidad pues, de ser honrados, no tendrían la información precisa. El mal pagado "madero" debe alternar con todo tipo de gentuza para al fin lograr un éxito que le cuelgue un hierro del pecho, porque pagarle no van a pagarle más. Puede ser débil y volverse corruptible y, entonces, debe ir a la carcel, que es el sitio de los delincuentes, con placa o sin ella. Por otra parte el confidente siempre pide algo a cambio de información relevante. ¿Fondos reservados?. Creo que a Rubalcaba le da repelús oir ese término. ¿Como pagar una información valiosa?. De dos formas posibles y las dos delictivas. Una, la más honesta o menos pringosa, haciendo la vista gorda con las ilícitas actividades del informador. La otra, la más comprometida e inmoral pero más efectiva, pagando en especie, generalmente con efectos intervenidos y, el más preciado de todos, la droga. Los mandos y los políticos no quieren saber nada desde sus despachos. Solo exigen resultados y anhelan dar ruedas de prensa con los éxitos obtenidos. A los "peones" les dan palmaditas en la espalda y, en el mejor de los casos, condecoraciones, hasta que sale a la luz algún suceso como el que nos ocupa y, entonces, se ponen serios, duros, dignos, y hacen caer el peso de la ley sobre sus subordinados limpiándose los ternos de polvo y paja. Ellos nunca son responsables. Puede, y digo "puede", que haya algo de ésto en el suceso de Sevilla, que yo no se nada, que desde Mieres no se ve La Giralda, pero también puede que se trate de un mafioso robo de sustancia para ponerla en el mercado para el lucro personal. Delictivo todo, al fin y al cabo, punible y despreciable. Pero el sistema falla, y mientras haya demanda habrá oferta y la lucha primordial de los políticos debe ser contra la demanda. Y para la lucha contra la oferta deben articularse otros mecanismos más efectivos y menos hipócritas y, hombre de Dios, no puede custodiar la droga el mismo que la interviene, el que trabaja entre ella, no sé, digo yo que de esto sé muy poco.

1 comentario :

Un Oyente de Federico dijo...

Cuando en New York implantaron la política de “Tolerancia cero” donde te entalegaban por mear en la calle o hacer una pintada, recuerdo haber leido un comentario sobre que lo beneficioso de esta iniciativa no era el eliminar los pequeños delitos de las calles.
Lo fundamental de esta política es que al hacer desaparecer al pequeño delincuente, practicamente desaparecián las posibilidades de corrupción policial.

Y no sólo eso, dado que la conexión “pequeño delincuente-policia corrupto” era el canal de infiltrarse las grandes delincuentes y mafias dentro de los organismos de la seguridad.
Me suena haber leido que descendieron los delitos un 30%

Aquí, en Madrid, en los 90 (ahora, como mi señora no me saca a pasear no lo sé) la heroina más pura, laque traían los nigerianos, se distribuía junto a las comisarías del centro.

Don Filo, no es lo mismo que un policía, cobre mordidas o sobornos para no multar, etc… que el volver a poner en circulación heroina.

Vivo en un barrio obrero de Carabanchel donde no queda nadie de la generación que ahora debería de tener ente los 40 (+ o -) años.
Es literal, “nadie”. La casa en que vivo, se la compramos a una mujer que había perdido a un hijo y una hija.
A mis vecinos de la izquierda, el hijo lo tienen internado en un centro y cuando lo traen a casa, apenas puede andar, aparenta 70 años.

(Hace pocos años, cuando nos enteramos de que la pandilla de “kostras-okupas” en la que estaba metida nuestra hija era de los “antidroga”, nos dio tal alivio que ya nos daba igual que no estudiara o que no trabajara. Ahora si trabaja.)

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Delictivo todo, al fin y al cabo, punible y despreciable.
“Pero el sistema falla, y mientras haya demanda habrá oferta…”
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Aquí no hay “peros” que valgan, estos padres, cuando diariamente marchaban a trabajar sus al menos 8 horas, se iban confiados, pensando que el estado protegía a sus hijos, si lo había hecho Franco, pues ahora en democracia con más razón, estarían más protegidos.
Ya sabemos, que siempre pasan cosas, pero nadie pudo imaginar la magnitud que iba a tomar la heroina entre los hijos de los trabajadores, los más indefensos y desprevenidos.
Cientos de miles de auténticas tragedias familiares.

Sin la imprescindible complicidad de policias y guardia civiles, no hubiera sido posible ese desastre.

Algunos de los que debían defender nuestra libertad, estabán cooperando a crear la peor de todas las cárceles.