EFICACIA TECNOLÓGICA Y FACTOR HUMANO

La tecnología avanza que es una barbaridad. Es cierto que puede hacernos la vida más cómoda en muchos sentidos pero, en el fondo, en el inicio, en el fin, el factor humano sigue siendo determinante.
Muchos de ustedes conocerán ALSA, una gran empresa multinacional del transporte de viajeros por carretera, con su origen aquí, en Asturias.
Bien, esta empresa omnipresente en toda España lo es aún más en Asturias donde tiene el monopolio de muchas líneas de transporte regular. No sé si ésto beneficia a la popularidad de los precios pues, aún no teniendo con quién comparar, no me parecen muy baratos pero es lo que hay. O lo tomas o lo dejas.
Mi familia y yo nos hallamos pasando unos días con la familia en Gijón, trasladándonos todos los días a Mieres para trabajar. 
El traer el vehículo no sería un problema si, a la vuelta a Gijón, no se tuviera que sufrir un verdadero calvario para encontrar una plaza de aparcamiento en la zona de El Llano.
De ahí que, cada vez que podemos, usamos al efecto la moto o, en caso de climatología adversa, el transporte público. Cercanías o ALSA.
El pasado día 6  decidimos usar el autocar. M "Santa" decidió usar las innovaciones en los servicios telemáticos que usa una empresa puntera como ésta a la que nos referimos. Dado que el portátil está sufriendo ciertos problemas de aclimatación, con ataques contínuos y cuasi crónicos de la conocida enfermedad de la "Pantalla Azul",    compró por teléfono dos billetes  de ida, desde Gijón a Mieres. Para ello utilizó su DNI y su tarjeta de crédito.  Inmediatamente recibimos por SMS el número de localizador  " 1tn4e6 "  correspondiente a 2 billetes a Mieres a las 14:00 horas en el bus 1.  
 Hasta ahí todo eficiencia y comodidad. Al llegar a la estación, una vez localizado el bus, que era el que iba a Valladolid, dada nuestra inexperiencia en este nuevo servicio,  catetismo le podríamos llamar,  intenté informarme a través del conductor. El mismo  ni siquiera me miró, me sentí invisible e inaudible pues, aún siendo un servidor de ustedes de mayor envergadura que aquel señor, éste se limitó a ignorarme , como si no existiera Comprendí en aquel momento que no era el día del sufrido empleado y que teníamos muchas posibilidades de pagar el pato o los platos rotos que tuviera aquel hombre que no tardaría en mostrarse como un patán y un energúmeno. 
Llegado el momento de montar, el citado operario, manteniendo una actitud chulesca y prepotente hacia los viajeros, parecía más un clasificador de ganado que un empleado de un servicio público, al llegar nuestro turno preguntó "¿Internet o teléfono?". "Teléfono", contestamos .   Al  comprobar que el destino era Mieres,  pudo ver que en su listado solo había dos billetes  para esa localidad , requirió el número de DNI. Al parecer, por error del sistema, el número reseñado en vez de empezar por 10, empezaba por 00, si bien coincidían el resto de dígitos  con el de la documentación de mi señora  
 "Pues aquí no estás porque éste no es tu DNI y, además, qué pasa, que viajas tú dos veces, porque éste (refiriéndose a mí), aquí no consta para nada".  Comenzó a desencajárseme la mandíbula, atónito, perplejo, a punto de caerme un hilillo de baba por la comisura mientras miraba hacia aquel especimen. Aquello no podía estar ocurriendo, a nosotros no, somos, aunque ustedes no lo crean, sobre todo en lo que a mí se refiere, gente normal. No nos gusta avasallar a nadie, respetamos a todo el mundo y tenemos una educación exquisita, hasta que se nos inflan los huevos, como fue el caso.

No pude más y le contesté.  Tenía que hacerlo o si no iba a reventar:  "Si hay un error es problema de su empresa y suyo, no mío que yo pagué mi billete y tengo aquí el mensaje con el número de localizador".  

Comenzó a crecerse aquel macarra uniformado, no hay cosa peor para un imbécil que llevar un uniforme,  "Tienes un móvil muy bonito pero el problema no es mío, que el que tiene que viajar eres tú" me soltó con total desvergüenza. Siguió la conversación, elevándose de tono ya que, como podrán comprender, no tengo yo, usuario, que aguantar una bronca de un conductor porque éste tenga un mal día. 

Mis ojos desencajados apuntaban a los suyos y pude reflexionar. No había opción, o yo callaba mordiéndome la lengua, o le estampaba una hostia, créanme que no veía otra alternativa, así que opté por la primera, mucho más razonable pero menos terapéutica para mi estress. 

Al final, con la amenaza de echarnos del autobús si aparecían otros dos viajeros, tuvo la condescendencia de dejarnos subir y acabamos viaje, completamente atónitos ante una situación inconcebible a la par que intolerable.

Sé bien que si en mi trabajo trato yo a un ciudadano la mitad de mal que este energúmeno tendría gravísimas consecuencias. 

Por supuesto he presentado, esta vez por Internet, otra vez la tecnología, una queja al respecto y, si obtengo respuesta se lo volveré a comunicar a ustedes.

Y todo esto dentro de una semana en la que no hacemos más que tener encontronazos con todo tipo de fauna asilvestrada, conductores de BMW saltándose pasos de cebra y queriendo limpiarte el forro por protestar, jóvenes ultra destrozando parques infantiles, etc., etc.

Será el calor. 

Fíense ustedes de los "teleservicios".

 

3 comentarios :

Un Oyente de Federico dijo...

¿No puede Ud. hacer una versión alternativa a su relato, donde le suelte la tan merecida hostia al conductor y nos la describa con todo lujo de detalles e incluso a camara lenta como en un gag de Tricicle?

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“…no hay cosa peor para un imbécil que llevar un uniforme…”
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Lo que yo decía del Sr. Santano.
Quien dignifica un uniforme es la persona que lo lleva puesto.

Mr Reivaj dijo...

Hace 7 u 8 años, tuve la responsabilidad de traer a un acto académico-cultural a un profesor congoleño (negro según su propia descripción) que lleva años afincado en España donde imparte clases en una universidad de Madrid. Como quiera que se desplazaba hasta Asturias recién llegado de Ginebra a Madrid , me encargué de reservar billete para que lo recogiese con urgencia en la estación de ALSA. Topó con un energúmeno similar esta vez en el despacho de billetes y tuvo que pagar con su tarjeta de crédito . Una vez en Gijón y pedidas disculpas por mi parte me dirigí en correo personal al "padre de la rapaza" Sr.Cosmen Adelaida que dio cumplida respuesta en tiempo breve.
La dignidad es un concepto transitivo, si se me permite. No la tienen ni las personas ni los uniformes ni las banderas, ni los, ect. etc, ect.. La dignidad es reconocimiento de mérito, hay que merecerla por tanto. Es la valoración que se da a una conducta o conjunto de conductas. En este caso comparto con usted el demérito de semejante cretino. Más acentuado si cabe al comparar con su propio comportamiento Sr. Juan Filo de Espada. Sabido es que podría usted haber aplicado otro tipo de conducta y no precisamente lahostia física. Su conducta sí merece reconocimiento, por eso es digna (con uniforme y sin él , ;-))

Anónimo dijo...

TOTAL, QUE TABES MEJOR EN EL PUEBLÍN!