ONCE DE AGOSTO

Un año más,
otro grado en la escala.
Otro tomo biográfico
en la estantería,
haciendo colección
junto a lomos sobados,
las baldas yá combadas.
Volúmenes de anuario
que consultar
si procede hurgar,
evocar,
añorar
o tachar.
Cuarenta y tres agostos,
color de pergamino,
a las cervicales
y a las pupilas,
y al acerbo,
al tesoro
de lo vivido,
de lo sabido,
de lo ignorado,
de lo errado
y lo atinado.
Lo gozado,
lo sufrido,
al fin y al cabo
lo transitado.
Hay agasajo ritual,
y material,
y beso y roce,
y niña en mejilla
temblorosa
de superviviente
vocacional.
 
 
 

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