MENSAJE AL FILO DE NOCHEBUENA

En este día tan señalado, porque alguien se empeñó en que así fuera, me llena de orgullo y satisfacción dirigirme a los cuatro lectores que aún pueda mantener. 
Corren tiempos difíciles, duros como el hormigón agrietado que otrora nos hiciera grandes, tiempos de cerilleras que soñarán a fósforo con tiempos mejores bajo la helada. 
Dicen que Dios aprieta pero no ahoga. Pues les han engañado. Dios ni aprieta ni ahoga. Dios es la excusa. 
Quien aprieta y ahoga, y lo hace cada vez con mayor soltura, es el mercado. 
Porque ese es el único dios que nos rige desde hace ya bastante tiempo. Vivimos en un zoco en el que ya no se venden consumibles, que eso es lo de menos. En este templo profanado se venden usuras, capitales, réditos, intenciones y voluntades. Nada tangible pero de dramáticos efectos en nuestra cotidianeidad.
A pesar de las apreturas, intenten divertirse, falseen la realidad y pongan buena cara a sus familiares. No abusen de los espirituosos si tienen algún resquemor guardado pues la véritas del vino no suele traer buenas consecuencias. 
Piensen que en Moncloa el nuevo líder, junto a su equipo de élite (me recuerda X-men), vela por todos nosotros y no le temblará el pulso a la hora de recortarnos los salarios, subirnos los impuestos que nos afectan, cobrarnos por enfermar, etc., para contentar a quien hay que contentar y para estimular a los que siempre reclaman estímulos para generar riqueza que, rara vez, repercutirá en ustedes. 
Es posible que no haya otro remedio, en este contexto demencial, que jodernos para resucitarnos y que si no lo hace este equipo tan cualificado lo iba a hacer otro aunque con más remordimientos. 
Y les pedirán esfuerzos y sacrificios, con gesto adusto y responsable y, mientras ustedes, todos nosotros, asistimos impotentes a la masacre a la que se nos somete, somos expectadores atónitos de la indecencia, del latrocinio de alto copete, de la cazoleta en la saca de lo que se nos expolia. 
Pero no se alarmen en demasía, en contraprestación seguirán disfrutando de papel satinado con bellas instantáneas familiares en lujosos salones, seguirán disfrutando del desparpajo de gente llana que, aireando sus bragas o calzones, nos harán ver que cualquiera puede llegar a la cima dependiendo de a quién se hayan pasado por la bisectriz. 
A pesar de todo no hagan ustedes que sus hijos pierdan las ilusiones navideñas, bien en el tío gordo anglosajón o bien con los tres monarcas de no sé qué tres países exóticos. Que abran los regalos y justifiquen ustedes la probable devaluación con lo mal que están las cosas para camellos y renos con esto del cambio climático. 
Cocinen algo con ingenio y, cuando asista a las mismas frases ingeniosas de todos los años, piensen en qué sería de ustedes sin ese aliciente, sin ese acicate que les hace sentirse vivos cuando les hierve la sangre. 
Ámense, moderadamente o a bocajarro, que eso será lo que se lleven por delante. 
Felices Fiestas. 


CUENTOS CLÁSICOS

Érase que se era, en un país muy, muy raro, un Rey muy famoso, en realidad muy querido por la mayoría de sus vasallos, que fue coronado cómo por arte de magia, y las malas lenguas decían que fue por gracia del temido hechicero que mantuvo al reino embrujado durante medio siglo.
Tal fue el poder de aquel viejo mago que consiguió borrar, casi por completo, la memoria de aquel territorio y que su periodo de tiranía fuera u olvidado o considerado por muchos como una etapa idílica de abundancia, prosperidad y fraternal convivencia. Pero eso es otra historia. 
El caso es que en el reino hubo bodas, a los vasallos les encantan las bodas reales, pero no todas salieron lo bien que debieran. Hay quién dice que por las rarezas de los consortes, algunos de ellos de origen plebeyo y eso, salvo en los cuentos, no acaba de estar bien visto. Y es que hay ranas cuyo encantamiento hace que, tras el beso, se conviertan en sapos en vez de en príncipes azules. De príncipes rojos nunca se supo. 
Una de las hijas del Monarca, quizá la más bella (en los cuentos la belleza siempre se deja al libre albedrío del lector), se enamoró de un apuesto caballero. Aguerrido campeón en los torneos, abandonó estos tras las nupcias para dedicarse a labores mucho más mundanas. 
Pero la magia, que está presente en todos estos países que éranse que se eran, volvió a aparecer y el aguerrido príncipe consorte, casi sin querer, comenzó a manifestar un don muy parecido al de aquel Rey Midas de otro cuento de sobra conocido. Pero aquella magia parecía no serlo tanto, los cuentos ya no son lo que eran, y parece que los tesoros que medraban en las arcas del campeón no eran más que parte de los diezmos que se recaudaban a los plebeyos. 
Se comentó que el Monarca, afectado también por cruel hechizo, comenzó a ser más torpe de lo habitual, siendo frecuentes los domésticos percances, unos dicen que por magia negra y otros por los disgustos que el mágico yerno le proporcionaban. 
El pueblo comenzaba a renegar del boato y el dispendio, quizá por la escasez, y empezaba a no creerse ni rimas ni leyendas, ni cánticos de ciego, y a plantearse otras formas de gobierno, más acordes con tiempos modernos en que los cuentos, ciertos cuentos, no valen ni para los niños. 
Aun así, según cuentan, los efectos de tanto hechizo durarían aun muchos años y del fin de esta historia nadie escribió hasta la fecha. 

LIBERTAD DE OPINIÓN

Uno descubrió este medio hace algunos años, quizá no tantos como debiera, pero lo comenzó a utilizar de forma torpe, errática, como un vertedero de palabras, opiniones y obsesiones.
Reconozco cierta compulsión a la hora de escribir, sobre todo en las primeras épocas, y no podía evitar que, cuando sentía algo, cuando algo me convulsionaba o me emocionada en uno u otro sentido, tenía la necesidad de reflejarlo aquí.
Este blog es personal, del ciudadano que lo escribe, ciudadano, así, sin más etiquetas, y eso he pretendido siempre. Cuando, en alguna ocasión, se mezclaba o asomaba lo profesional, a veces muy ligado a lo personal, intenté corregir algunos errores pues alguna advertencia o aviso a navegantes me vino en ese sentido.
Y, a regañadientes pero asumiendo la triste realidad de la sociedad en la que vive y la institución para la que trabaja, pues cedí y retrocedí en cierta medida.
Pero parece que vienen malos tiempos para la expresión, para mi vertiente ciudadana, pues hoy, una noticia ha echo saltar las alertas. 
Un señor que tiene un blog, que también tiene una profesión de la que no alardea en su diario personal, publicó algo hace poco. Un video satírico con una parodia sobre el próximo inquilino de la Moncloa.
Para eso están los que aspiran a ocupar la Moncloa, para aceptar críticas y sátiras de los ciudadanos que pueden no estar de acuerdo con ellos. Ciudadano que, teóricamente, pueden escribir libremente de lo que quiera.
Pero hete aquí que, como es natural, mucha gente identifica al blog con su autor y conoce la profesión del mismo, sobre todo sus "compañeros", y uno de "estos", muy concienciado él, invistiéndose en cruzado de la Libertad Digital dio el chivatazo de lo que se publicaba y de la condición de Jefe de una comisaría del autor.
La reacción de la caverna mediática no se hizo esperar y los mandos correspondientes, curándose en salud, como es lo acostumbrado en quién detenta sillón por afinidad, pues relevaron al izquierdoso escritor de su puesto dado el inminente cambio de gobierno.
Por supuesto se le ha abierto expediente, el blog ha desaparecido de la red, y, si bien creo que el expediente no prosperará por la condición de opiniones personales en un blog personal en el que no se alude a la profesión ni al cargo del autor.
El cargo seguro que no lo recuperará, pero creo que, por coherencia, aunque se diera la hipótesis de que se lo ofrecieran, debería rechazarlo.
Yo seguiré escribiendo en mi linea, no sé lo que tardaré en ser purgado, así que no se extrañen si desaparece este mellado Filo de Espada de la llanura internáutica.

LA LEY ELECTORAL DESDE EL PUEBLO PROPIAMENTE DICHO

Que digo yo, que ahora que se habla tanto de que si la ley electoral pacá que si la ley electoral payá, pues que no me quedo yo sin decir alguna cosa porque será menester que uno también opine que pa eso pasa tiempo delante del chisme este navegando, yo que soy de secano, por la internet.
Y parece que puede que tengan razón los que defienden que todos los votos de los españolitos que vienen al mundo los guarde Dios, valieran lo mismo. Un ciudadano, un voto.
El Congreso de los Diputados, que parece ser lo que importa pues del Senado no se habla más que pa decir cosas malas, es la cámara que representa a los ciudadanos y dónde se debaten los temas del Estado.
Bien, pues si va de Estado la cosa, lo de los territorios debiera ser secundario. Vamos, que qué más da que Rubalcaba, muy gaditano él, vaya por Cádiz. Que no, que los diputados debieran ir en bloque para todo el territorio pues al final las listas sirven para que los partidos distribuyan a su gente sin tener na que ver de dónde sean uno u otros.
Además, así se las ponían a Felipe II, que los partidos hagan las listas por comités regionales, con la proporcionalidad que se les ocurra, y punto. Total, al ciudadano de la calle, el que no va tener escaño ni Cristo que lo fundó, se la trae muy al fresco quién va de su provincia y quién no, que lo que elige en las generales es quién quiere que gobierne, nos saque de la ruina o nos acabe arruinando de una puta vez.
Una circunscripción única, se cuentan los votos y se reparten los asientos, coño, que no es tan difícil. Así, digo yo, obtendría mayoría el más votao por el conjunto de los españoles, después el segundo y así, como está mandao. Y no pue ser que uno que tiene más votos tenga menos asientos porque el otro los consiguió tos en una provincia concreta.
Que claro, que los territorios y tal, pues na, coño, pues se reforma la Constitución, que últimamente lo hacemos con mucha soltura, y el Senado lo dejamos para representar a las Comunidades Autónomas, pa que allí se explayen el Durán, el Antigüedad y otras reliquias ladilleras.
Pero cuidao, que alguno que ahora defiende lo que yo digo, cuando le parece, bien que se arrima a los centrífugos pa sacar tajá.
Así que defiéndanse las cosas pero con coherencia, no vaya a ser que ahora sí, cuando a mí me jode, y ahora no porque me jode también.
Perdonen la grosería, la blasfemia y el mal hablar pero es que uno cansa de tanta tontuna con lo sencillas que pueden a llegar a ser las cosas. 

BREVE Y SIMPLISTA ANÁLISIS

Sin apenas moverse, Mariano el sobrio consigue mayoría aplastante. No ganó ni por KO ni por puntos, bueno, sí, en realidad fue KO técnico pero no le hizo falta ni golpear al "paquete" que tenía enfrente que, como se ha visto, se ha caído solo.
Cayo Lara pescó en río revuelto y en las plazas indignadas. Rosa Díez cazó indecisos. CIU se comió a Chacón. El PNV pudo con Patxi pero no con el PP que permaneció inamovible. Amaiur, libre para representar al KKK vasco, dará el toque pintoresco viendo la imagen de un señor apellidado "Antigúedad" y sus adláteres.
Una cámara multipartidista bajo un rodillo conservador.
El PSOE debe reconstruírse si quiere recuperarse como alternativa. No valdrá Rubalcaba, ni Chacón ni siquiera Patxi dados los batacazos sufridos. Personas aparte, hay que hablar de ideas.
No funciona la política de gestos, de pastel para todos, del país de las maravillas hasta que llega el relojero y dice que ya es hora de ponerse al día,  que viene la Reina alemana a cortar cabezas mientras el gato sonríe.
Mientras la famosa prima sube y la bolsa baja, o sea, que los mercados tampoco se fían, por lo que parece, de la magia gallega del fumador de puros. 

ANIVERSARIO.- (Reedición)

Paquito, Paco, Paquito,
el que reposa en el Valle,
el de la voz de pito,
el de la mano alzada,
bajo palio dorado,
el hacedor de Pantanos,
el del catecismo de racionamiento
para la Grande y Libre.
Paco, Paquito, Paco,
el que tuvo al país,
cautivo y desarmado,
bajo los cascos de su caballo.
El que sigue en las Plazas,
en las calles,
en la memoria histórica y
el revisionismo complaciente.
Cuanto te añoran tus cachorros
de las gafas negras,
camisa azul,
guante de cuero y gomina rancia.
Cuanto te añoran los ahora liberales,
los que arengan en las ondas
a las ignorantes masas
de otrora estómagos agradecidos.
De tan atado y bien atado,
que está todo descosido.
No se cierra la herida Paco,
que sigue habiendo dos Españas.
Fue mucha sangre
para tan poco pan.
Mucho desfile para tan triste victoria.
Nos empachaste de bandera Paco,
de Patria, Dios e Imperio,
de Guardia Mora
de faraón de medio pelo.
De heredero de Zarzuela.
De Milans y de Tejero.
Que el tiempo selle tu lápida
para que no sigas hediendo.

PANORAMA

No voy a escribir nada nuevo que pudiera sorprenderles. El panorama está cómo está y se presenta como se presenta.
Mariano el sobrio sacará mayoría absoluta. Gobernará con comodidad en una situación incómoda pero lo hará sin complejos y sin necesidad de maquillar sus duras decisiones con el buenismo de la última época.
Rubalcaba hará oposición con un grupo desvencijado, el grupo de los castigados, y tendrá dos opciones: Alcanzar acuerdos o escenificar hostilidades revestido de izquierda.
Me da a mí que pocos apoyos encontrará, salvo los coyunturales, en el lado opositor. Los nacionalistas no le quieren y mucho menos Izquierda Unida que claramente apunta a su electorado para resucitar el cadáver de grupo parlamentario que dejó Llamazares el incombustible.
Los nacionalistas vascos, con izquierda abertzale incluída, se dedicarán a la reedición de la lacrimógena etapa Ibarretxe, ahora liberados del escollo de la violencia, lo cual les aporta mayor libertad para expresar sus eternas filias y fobias. El modelo de estado estará en el hemiciclo un día sí y otro también si la prima de riesgo no lo remedia.
Los catalanes a lo suyo, a ofender a extremeños y andaluces y a confundir fiscalidad con territorios. Los vecinos de La Moraleja podrían usar el mismo argumento y reclamar un acuerdo fiscal.
Izquierda Unida será el grupo indignado, se investirá como pretende de 15M y los del 15M seguirán a lo suyo, mucho ruído y pocas nueces, pues gobernará la derecha que no les representa y hará oposición la izquierda que tampoco, poco más en el horizonte.
Mariano sólo tiene que esperar a que Merkel le dicte los decretos, con lo que puede seguir tumbado.
Europa seguirá sin ser más que una tertulia de pareja francoalemana regañando y castigando a los niños díscolos, los exóticos adoptados, que llenan las alfombras de moco empobrecido.

DEBATE

Yo también vi el debate, lo reconozco, no lo pude remediar. Una extraña fuerza me empotró en el sofá y mi dedo era incapaz de pulsar en el mando otro botón que no fuera de un canal suscrito al evento.
Y tengo que reconocer también que me emocioné. Lloré como un chiquillo viendo a nuestros líderes empeñados en explicarnos las soluciones que nos darán para salir de este embrollo del que no nos zafamos.
Qué don de la palabra, qué sinceridad honesta, qué liderazgo moral para llevar al pueblo hasta la victoria final.
No sé quién ganó, los sesudos comentaristas de las tertulias posteriores arrojaron luz en uno y otro sentido pero a mí me dio igual.
El acontecimiento fue para mí como una gran revelación y me borró cualquier atisbo de desencanto que pudiera quedarme. Tanta expectación mereció la pena. Soy, un hombre nuevo.
Qué gran país tenemos, qué gran nación, qué pueblo, qué medios de comunicación, qué tertulianos, qué líderes nos llevan por la senda de la salvación.
Votaré el 20N, da igual a quién. Cualquiera de los dos nos aportará aire fresco que barra las miasmas que nos queden por las esquinas.
Los próximos cuatro años serán históricos, todo el mundo tendrá trabajo, vivienda, nos bajarán los impuestos y los tipos de interés, la deuda quedará en nada, como una letra de la lavadora.
Los empresarios se enriquecerán y enriquecerán a los bancos que, a su vez, harán que los trabajadores se enriquezcan y España será un gran principado de Mónaco.
Tendremos un gran gobierno y una admirable oposición.
Todos unidos en vigilia tenaz y animosa por mor del bien del pueblo que les votó.
Ayer triunfó la democracia.
 ¿No creen?. ¿No se lo creen?. Hay que ver como son ustedes.


LA PUERTA DEL SOL NO DEJA VER LA LUZ

Empieza la campaña y se llena la Puerta del Sol de indignados. No de unos indignados cualquiera, que deben ser mayoría aplastante, sino de los indignados con pedigrí, con denominación de origen. 
Su pretensión debe ser la misma que en la anterior campaña electoral. El resultado de sus acciones no diferirá mucho del anterior en el que la derecha dió un revolcón a la izquierda. Pero esta vez será lo mismo pero, por lo que parece, más cargao de bombo. 
Arrasará la derecha sin pestañear. 
El pueblo ejercerá la democracia real, la única que existe hasta la fecha, o sea, votará. 
Y votará a las opciones que se le presentan, es decir, lo que hay, entre las que no se encuentra la marca de los acampados. 
Marca de la que muchos quieren sacar tajada. 
Parece claro ya que, si bien el movimiento manifiesta no tener una orientación política definida, es desde la izquierda dónde mejor se acomodarían su ética y su estética, que todo cuenta. 
Pero qué izquierda. Rubalcaba no parece ser el referente por mucho que de pinceladas de indignación en su programa, sobre todo tal haber sido vicepresidente y ministro de la cosa de la porra y el desalojo. 
Más protagonismo, encubierto, eso sí, pudiera tener Izquierda Unida ya que no aparece esa formación en los carteles esos de PPSOE y parece manejar bien el río revuelto. Lo cual no es malo pues una mayor representación parlamentaria del tercer partido del estado estaría más que bien, a pesar de la escasa efectividad ante una mayoría absoluta aplastante de Rajoy y su tropa. 
A lo que iba es que como folclore está muy bien llenar plazas y calles y abarrotar redes sociales de twitts y trendtopics con propuestas y gritos de indignación, pero el resultado será el que será. 
Ganará la derecha, el neoliberalismo sin complejos y seguirán aplicándose las políticas que marquen los bancos alemanes y franceses para tranquilidad de los mercados, tal y como está haciendo hasta ahora la socialdemocracia cesante de Zapatero. 
Que sí, que hay motivos para salir a la calle, para indignarse, pero el sistema sigue igual, todos los partidos llevan las mismas caras de la rancia casta política; la renovación, salvo el experimento EQUO y similares, no existe. 
Tras el 20N seguirán existiendo motivos para indignarse y la indignación, por desgracia, sólo servirá de desahogo.
Se ganarán pequeñas batallas mediáticas con ocupaciones y desalojos pero la guerra está perdida desde antes de que comience. 

INDIGNACIÓN EN EL CNP

La sociedad viene manifestando, bien en las calles, en los sondeos, en los barómetros, su distanciamiento de los políticos de los cuales piensan que no les representan. Otra cosa es que luego la mayoría vote en las urnas a sus no representantes. 
Está claro que el funcionamiento de los partidos políticos, su dudosa democracia interna, la casi nula renovación de los líderes y las ejecutivas y su constitución en estamentos alejados de los ciudadanos a los que deberían servir, así como la nula capacidad de solucionar los problemas que causa el poder económico, del cual son cómplices, causa descontento entre los que les otorgan el poder. 
En el Cuerpo Nacional de Policía existen sindicatos, unos sindicatos bastante capados dada la legislación que impide y coarta cualquier intento de movilización efectiva. Por otra parte dichos sindicatos dependen, al igual que los de clase, de la subvención estatal. 
Dichos sindicatos se han ido posicionando, de una u otra manera, a la sombra de los partidos políticos. 
Al igual que éstos, de los cuales han copiado casi todo, tienen unos estatutos calcados de otras organizaciones sociales y podemos asistir a la eternización de las ejecutivas de los mismos, celebrándose congresos que se convierten en puro trámite pues todo viene pactado en los comités regionales desde antes de celebrarse el Congreso general. 
Se convierten para los afiliados en meras gestorías administrativas, corredurías de seguros y promotoras de descuentos comerciales. 
La acción reivindicativa se limita a la remisión de escritos de protesta contra la Administración, si bien es cierto que se gasta más tinta en criticar a la organización opuesta en una campaña electoral permanente, tal y como ocurre con la política. 
El Cuerpo Nacional de Policía tiene problemas endémicos que nadie parece querer solucionar. Se recaban apoyos de fuerzas políticas que, cuando acceden al poder, quedan en agua de borrajas y promesas incumplidas, cuando no se vulnera directamente lo articulado en el programa electoral. 
No hay duda, ni por asomo pretendo obviarlo, de que existen muchos compañeros sindicalistas a pié de obra que luchan día a día por resolver los problemas que se van presentando en cada unidad concreta, provicia o región policial. Al igual que existen políticos que creen en lo que hacen y sirven a los ciudadanos. 
Pero los funcionarios del CNP, en general, sufren un distanciamiento abismal con sus organizaciones sindicales, con las cuales sólo se relacionan para pagar la cuota o para tramitar algún recurso administrativo. 
Los policías están indignados, cuando no resignados, viéndose indefensos ante el poder político, mediático y en muchos casos judicial pues siempre son castigados de forma ejemplarizante pesando más la alarma social que la veracidad de los hechos. 
Este escrito tiene como intención la reflexión de los que pertenecemos a un colectivo que tiene más que motivos para indignarse y creo que debe presionar en la medida de lo posible para que las organizaciones representativas se refunden, salgan del anquilosamiento y se democraticen de forma efectiva. 
Creo que los policías, que pertenecemos a esta sociedad, debemos tomar ejemplo de la misma y exigir a sus organizaciones que salgan del acomodamiento, del nepotismo, de los aprovechamientos políticos y mediáticos, y luchen por aquello para lo que se les libera del servicio. 
Indignémonos en voz alta y hagamos un movimiento, salvando las distancias, similar al que brotó en la sociedad. Un movimiento 2-O (Dos de Octubre por el día de la Policía) que tenga como objetivo la verdadera modernización profesional, la justicia retributiva, la dignificación de la profesión y la renovación de nuestra clase política particular. 
Compañeros, indignaos de una vez. 
Seguro que muchos de vosotros, mucho más capacitados que el que suscribe, tiene ideas e inquietudes al respecto. Expresadlas. 

NOMBRES PARA LA MEMORIA


NOMBRES DEL PASADO QUE TIENEN QUE ESTAR PRESENTES EN CUALQUIER FUTURO.

Begoña Urroz Ibarrola, José Antonio Pardines Arcay, Melitón Manzanas González, Fermín 
Monasterio Pérez, Eloy García Cambra, José Humberto Fouz Escudero, Juan José García 
Carneiro, Fernando Quiroga Veiga, Juan Antonio Bueno Fernández, Luis Carrero Blanco, 
José Luis Pérez Mogena, Gregorio Posada Zurrón, Manuel Pérez Vázquez, Martín Durán 
Grande, Antonio Alonso Palacín, María Jesús Arcos Tirado, Félix Ayuso Pinel, Francisca 
Baeza Alarcón, Baldomero Barral Fernández, Gerardo García Pérez, Francisco Gómez 
Vaquero, Antonio Lobo Aguado, Manuel Llano Gancedo, Luis Martínez Marín, María 
Josefina Pérez Martínez, Concepción Pérez Paino, María Ángeles Rey Martínez, Jerónimo 
Vega García, Argimiro García Estévez, Luis Santos Hernández, José Díaz Linares, José 
Ramón Morán González, Andrés Segovia Peralta, Fernando Llorente Roiz, Domingo 
Sánchez Muñoz, Mariano Román Madroñal, Ovidio Díaz López, Carlos Arguimberri 
Elorriaga, Francisco Expósito Camio, Demetrio Lesmes Martín, Esteban Maldonado 
Llorente, Jesús Pascual Martín Lozano, Juan Moreno Chamorro, Germán Aguirre Irasuegui, 
Manuel López Treviño, Antonio Echeverría Albisu, Manuel Vergara Jiménez, Víctor 
Legorburu Ibarreche, Julián Galarza Ayastuy, Emilio Guelaza Aramburu, Manuel Albizu 
Idiáquez, Ángel Berazadi Uribe, Vicente Soria Blasco, José María González Ituero, José 
Luis Martínez Martínez, Miguel Gordo García, Antonio de Frutos Sualdea, Luis Carlos Albo 
Llamosas, Eduardo Moreno Bergareche, Juan María de Araluce Villar, José María Elícegui 
Díaz, Alfredo García González, Antonio Palomo Pérez, Luis Francisco Sanz Flores, 
Constantino Gómez Barcia, Antonio Galán Aceituno, Manuel Orcera de la Cruz, Javier de 
Ybarra y Bergé, Valentín Godoy Cerezo, Antonio Hernández Fernández-Segura, Ángel 
Rivera Navarrón, Augusto Guillermo Unceta Barrenechea, José Díaz Fernández, Joaquín 
Imaz Martínez, Julio Martínez Ezquerro, José Manuel Baena Martín, Manuel Lemus Noya, 
Joaquín Ramos Gómez, Miguel Raya Aguilar, José Vicente del Val del Río, José María 
Acedo Panizo, Esteban Beldarrain Madariaga, Andrés Guerra Pereda, Alberto Negro 
Viguera, Manuel López González, Miguel Ángel Íñigo Blanco, Juan Marcos González, 
Alfredo Aristondo Trincado, Martín Merquelán Sarriegui, Antonio García Caballero, 
Francisco Martín González, José María Portell Manso, Domingo Merino Arévalo, José 
Javier Jáuregui Bernaola, José Antonio Pérez Rodríguez, Juan Manuel Sánchez-Ramos 
Izquierdo, José García Gastiain, Alfonso Estevas-Gilmain Muñoz, Aurelio Salgueiro López, 
Amancio Barreiro Gens, José Antonio Ferreiro González, Lorenzo Soto Soto, José Zafra 
Régil, Ramiro Quintero Ávila, Francisco de Asís Liesa Morote, Anselmo Durán Vidal, Ángel 
Pacheco Pata, José Benito Díaz García, Elías García González, Ramón Muiño Fernández, 
Alberto Villena Castillo, Luis Carlos Gancedo Ron, Luciano Mata Corral, Andrés Silverio 
Martín, Epifanio Benito Vidal Vázquez, Ignacio Olaiz Michelena, Juan Cruz Hurtado 
Fernández, José Luis Legasa Ubiría, Rafael Recaola Landa, Mariano Criado Ramajo, Luis 
Candendo Pérez, Lucio Revilla Alonso, José Rodríguez de Lama, Emilia Larrea Sáez de 
Adacia, José Francisco Mateu Cánoves, José Benito Sánchez Sánchez, Benjamín Sancho 
Legido, Elías Elexpe Astondoa, Heliodoro Arriaga Ciaurri, Alejandro Hernández Cuesta, 
Manuel León Ortega, Gabriel Alonso Perejil, Ángel Cruz Salcines, José María Sarrais 
Llasera, Vicente Rubio Ereño, Juan Jiménez Gómez, Saturnino Sota Argaiz, Diego 
Fernández-Montes Rojas, Joaquín María Azaola Martínez, Pedro Garrido Caro, José María 
Arrizabalaga Arcocha, Lisardo Sampil Belmonte, José Luis Vicente Cantón, Francisco 
Berlanga Robles, José María Herrera Hernández, Constantino Ortín Gil, Ciriaco Sanz 
García, Hortensia González Ruiz, Antonio Ramírez Gallardo, Miguel García Poyato, 
Francisco Gómez Gómez-Jiménez, Francisco Mota Calvo, Jesús Ulayar Liciaga, Esteban Sanz Gómez, José Fernando Artola Goicoechea, Félix de Diego Martínez, José Díez Pérez, 
José Antonio Vivot Undabarrena, Vicente Irusta Altamira, César Punilla Sanz, Sergio 
Borrajo Palacín, Benito Arroyo Gutiérrez, Miguel Chávarri Isasi, José María Maderal 
Oleaga, Antonio Recio Claver, Pedro Fernández Serrano, Adolfo Mariñas Vence, Miguel 
Orenes Guillamont, Juan Bautista Peralta Montoya, Ginés Pujante García, Dionisio Imaz 
Gorostiza, Juan Bautista García, Pedro Ruiz Rodríguez, Juan Antonio Díaz Román, José 
Miguel Maestre Rodríguez, Antonio Peña Solís, Antonio Pérez García, Jesús Ábalos 
Giménez, Luis Gómez Borrego, Luis Gómez Hortigüela, Agustín Laso Corral, Luis 
Berasátegui Mendizábal, Andrés Antonio Varela Rúa, Ángel Baños Espada, Héctor 
Abraham Muñoz Espinoza, Francisco Medina Albala, Diego Alfaro Orihuela, Jesús María 
Colomo Rodríguez, Emilio López de la Peña, Miguel Ángel Saro Pérez, Moisés Cordero 
López, Antonio Pastor Martín, José Manuel Amaya Pérez, Dorothy Fertig, José Manuel 
Juan Boix, Juan Luna Azol, Jesús Emilio Pérez Palma, Guadalupe Redondo Vian, Dionisio 
Rey Amez, Juan José Tauste Sánchez, Antonio Nieves Cañuelo, Manuel Ferreira Simois, 
Antonio López Carrera, José María Pérez Rodríguez, Aureliano Calvo Val, Modesto 
Carriegas Pérez, Julián Ezquerro Serrano, Aurelio Pérez-Zamora Cámara, Lorenzo 
González-Vallés Sánchez, Sixto Holgado Agudo, Luis María Uriarte Alza, Alfonso Manuel 
Vilariño Orce, Pedro Goiri Rovira, Carlos Sanz Biurrun, Antonio Mesa Portillo, Germán 
González López, Manuel Fuentes Fontán, Fernando Rodríguez Espínola, Juan Luis 
Aguirreurreta Arzamendi, Antonio Alés Martínez, Ángel García Pérez, Pedro Sánchez 
Marfil, Juan Cruz Montoya Ortueta, Jesús García García, Sebastián Arroyo González, 
Jesús Ignacio Velasco Zuazola, Francisco Moya Jiménez, José Miguel Palacios Domínguez, 
Alfredo Ramos Vázquez, Luis Domínguez Jiménez, Juan Manuel Román Moreno, Alfredo 
Díez Marcos, José Gómez Martiñán, José Gómez Trillo, Antonio Marín Gamero, José 
Martínez Pérez-Castillo, Victorino Villamor González, Miguel Rodríguez Fuentes, Ángel 
Astuy Rodríguez, Ignacio Arocena Arbeláiz, Eugenio Saracibar González de Durana, José 
Luis Ramírez Villar, Dámaso Sánchez Soto, José Artero Quiles, Enrique Aresti Urien, José 
María Piris Carballo, Francisco Pascual Andreu, Florentino Lopetegui Barjacoba, Eugenio 
Lázaro Valle, Luis Martos García, José Torralba López, Rufino Muñoz Alcalde, José Oyaga 
Marañón, Jesús Vidaurre Olleta, José Espinosa Viscarret, Antonio Moreno Núñez, Ramón 
Baglietto Martínez, Jesús Holgado Sabio, José Manuel Rodríguez Fontana, Dionisio 
Villadangos Calvo, Ceferino Peña Zubía, Francisco Puig Mestre, Francisco Ramón Ruiz 
Fernández, Tomás Subiría Goitia, José Miguel Etxeberria Álvarez, Ángel Postigo Mejías, 
José Pablo García Lorenzo, Julio Santiago Expósito Pascual, Luis María Hergueta Guinea, 
Elío López Camarón, Julio Muñoz Grau, Justino Quindos López, Joaquín Becerra Calvente, 
Antonio Gómez Ramos, Aurelio Navío Navío, Ramón Ledo Taboada, Francisco López 
Bescos, Mario González Blasco, Jesús María Echeveste Toledo, Antonio Fernández 
Guzmán, Basilio Altuna Fernández de Arroyabe, José María Urquizu Goyogana, Antonio 
García Argente, Mariano González Huergo, Miguel Hernández Espigares, Alfonso Martínez 
Bellas, Ramón Coto Abad, José Ignacio Ustarán Ramírez, Benito Morales Fabián, Sergio 
Canal Canal, Jesús Hernando Ortega, José Antonio Merenciano Ruiz, Avelino Palma Brioa, 
Ángel Prado Mella, José Luis Vázquez Platas, Carlos García Fernández, Lorenzo Motos 
Rodríguez, Juan Manuel García Cordero, Jaime Arrese Arizmendiarrieta, Felipe Alejandro 
Extremiana Unanue, Juan Carlos Fernández Azpiazu, Juan de Dios Doval Mateos, José 
María López de Orueta, Julio César Castillejos Pérez, Modesto García Lorenzo, Miguel 
Lasa Arruabarrena, Arturo López Hernández, Ángel Retamar Nogales, José Alberto Lisalde 
Ramos, Sotero Mazo Figueroa, Jeanine Pueyo, Miguel Zunzunegui Arratibel, Vicente 
Zorita Alonso, Juan García León, Aurelio Prieto Prieto, Miguel Garciarena Baraibar, Carlos 
Fernández Valcárcel, Joaquín Martínez Simón, Miguel Ángel San Martín Fernández, 
Ignacio Lasa de Rezola, José Javier Moreno Castro, Antonio Díaz García, José Luis Oliva Hernández, Leopoldo García Martín, José María Ryan Estrada, José Luis Raimundo Moya, 
Ramón Romeo Rotaeche, José Luis Prieto Gracia, Juan Costa Otamendi, Vicente Sánchez 
Vicente, Francisco Francés Garzón, Oswaldo José Rodríguez Fernández, Luis Cadarso San 
Juan, José María Félix Latiegui Balmaseda, Antonio Nogueras García, Manuel Rodríguez 
Taboada, Guillermo Tevar Seco, José Olaya de la Flor, Manuel Sánchez Barallo, Esteban 
Álvarez Merayo, María José García Sánchez, Luis de la Parra Urbaneja, Ignacio Ibarguchi 
Erostarbe, Juan Manuel Martínez Castaños, Pedro Conrado Martínez Castaños, Antonio 
Murillo Chacón, Magín Fernández Ferrero, Luis Miranda Blanco, Ovidio Ferreira Martín, 
Joaquín Gorjón González, Félix Galíndez Llano, Santiago González de Paz, Manuel 
Hernández Seisdedos, Benigno García Díez, Benjamín Fernández Fernández, José Fragoso 
Martín, Modesto Martín Sánchez, Cristina Mónica Illarramendi Ricci, Agustín Martínez 
Pérez, Alfonso Maside Bouzo, Enrique Cuesta Jiménez, Antonio Gómez García, Ramiro 
Carasa Pérez, Vicente Luis Garcera López, Antonio Pablo Fernández Rico, Ángel Pascual 
Múgica, Antonio Huegun Aguirre, Luis Manuel Allende Porrúa, Daniel Henríquez García, 
Rafael Vega Gil, José Luis Fernández Pernas, José Aybar Yáñez, Juan Antonio García 
González, Alberto López-Jaureguízar Poncela, Manuel Garrido Romero, Vicente Gómez 
Duarte, Antonio Cedillo Toscano, Alfonso López Fernández, Jesús Ordóñez Pérez, Juan 
Seronero Sacristán, Emilio Fernández Arias, Juan Carlos Ribeiro de Aguiar Nalda, Alberto 
Toca Echeverría, José Jiménez Mayoral, Gregorio Hernández Corchete, César Uceda Vera, 
Domingo Javier García González, Francisco González Ruiz, Víctor Lago Román, Carlos 
Manuel Patiño Casanova, Juan Ramón Joya Lago, Juan Manuel García Mencía, Manuel 
López Fernández, Miguel Mateo Pastor, Benicio Alonso Gómez, Ramón Iturriondo García, 
Aníbal Alfonso Izquierdo Emperador, Joaquina Patricia Llanillo Borbolla, Ramón Ezequiel 
Martínez García, Aniano Sutil Pelayo, Pedro Barquero González, María Dolores Ledo 
García, Julio Segarra Blanco, Antonio Conejo Salguero, Fidel Lázaro Aparicio, Eduardo 
Vadillo Vadillo, Juan Maldonado Moreno, Emilio Juan Casanova López, Jesús Blanco 
Cereceda, Francisco Machío Martos, Manuel Francisco García San Miguel, Ramón Salazar 
Suero, Rafael Gil Marín, Enrique Rúa Díaz, Manuel Peronié Díaz, Arturo Quintanilla Salas, 
Francisco Javier Alberdi Iriarte, Pablo Sánchez César, Manuel Benito José, Juan José 
Pulido Pavón, Ángel Flores Jiménez, Alfredo Jorge Suar Muro, José Reyes Corchado 
Muñoz, Alberto Martín Barrios, Cándido Cuña González, Lorenzo Mendizábal Iturrarte, 
Manuel Carrasco Merchán, Ángel Martínez Trelles, Antonio de Vicente Comesaña, José 
Antonio Julián Bayano, Francisco Javier Collado Azurmendi, Pablo Garraza García, 
Eduardo Navarro Cañada, Francisco Arín Urcola, Guillermo Quintana Lacaci, Mikel Solaun 
Angulo, Enrique Casas Vila, Pedro Ortiz de Urbina Garayalde, José Naranjo Martín, 
Bernardo Pérez Sobrino, José Verdú Ortiz, Jesús Alcocer Jiménez, Tomás Palacín 
Pellejero, Juan José Visiedo Calero, Antonio Velasco Benito, Ángel Rodríguez Sánchez, 
Juan Flores Villar, Luis Ollo Ochoa, Diego Torrente Reverte, Ángel Zapatero Antolín, 
Manuel Vicente González Vilorio, Alberto Aznar Feix, Antonio Torrón Santamaría, Juan 
Rodríguez Rosales, José María Martínez Martínez-Cubero, Victoriano Collado Arribas, 
Agustín David Pascual Jove, José Luis Veiga Pérez, Vicente Gajate Martín, Juan Sánchez 
Sierro, Joseph Couchot, Mohamed Ahmed Abderramán, Luis Alberto Asensio Pereda, Juan 
Enríquez Criado, Francisco Javier Fernández Lajusticia, Pedro Pardo Romero, José Tomás 
Larrañaga Arenas, Agapito Sánchez Angulo, Ricardo Tejero Magro, Ángel Manuel Facal 
Soto, Carlos Díaz Arcocha, Jesús Ildefonso García Vadillo, Máximo Antonio García Kleiner, 
Luis Lorenzo Navarro Izquierdo, Juan José Uriarte Orue, Máximo Díaz Bardera, Francisco 
Rivas López, Moisés Cosme Herrero Luengo, José Martínez Parens, Alfredo Aguirre 
Belascoain, Francisco Miguel Sánchez, Esteban del Amo García, Juan García Jiménez, 
Vicente Romero González-Calatayud, José Millarengo de Bernardo, Eugenio Recio García, 
Ignacio Montes Abad, Estanislao Galíndez Llano, Juan Merino Antúnez, Antonio Jesús Trujillo Comino, Faustro Escrigas Estrada, Agustín Ruiz Fernández de Retana, Fernando 
Amor Calvo, José Expósito Afán, Clément Perret, Eugene Kenneth Brown, Félix Gallego 
Salmón, José Manuel Ibarzábal Duque, Rafael Melchor García, Isidoro Díez Ratón, José 
Herrero Quiles, Mario Manuel Leal Baquero, Juan Atarés Peña, Alejandro Sáenz Sánchez, 
Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto, Manuel Trigo Muñoz, José Antonio Álvarez Díez, 
José Ignacio Aguirrezabalaga de la Granja, Alberto Amancio Alonso Gómez, Juan José 
Catón Vázquez, Vicente Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero, Juan 
Mateos Pulido, Enrique Moreno Arguilea, Manuel Fuentes Pedreira, Antonio Ramos 
Ramírez, Francisco Casillas Martín, Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez, Carlos Vesteiro 
Pérez, José Miguel Moros Peña, José Carlos Marrero Sanabria, Francisco Muriel Muñoz, 
Carmelo Bella Álamo, Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel 
Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, Andrés José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes 
Montes, José Joaquín García Ruiz, Miguel Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias 
Godino, Jesús Jiménez Jimeno, Antonio Lancharro Reyes, Adrián González Revilla, 
Ignacio Mateu Istúriz, José María Picatoste González de Echávarri, María Dolores González 
Catarain, Ángel González del Pozo, Rafael Garrido Gil, Daniel Garrido Velasco, María José 
Teixeira Gonçalves, Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta, Julio César Sánchez 
Rodríguez, Genaro García de Andoain Larrinaga, José Antonio Peña Medina, Ángel José 
Ramos Saavedra, Manuel Rivera Sánchez, María Luisa Sánchez Ortega, Antonio González 
Herrera, Juan Fructuoso Gómez, Félix Peña Mazagatos, María Teresa Torrano Francia, 
Carmen Pascual Carrillo, Milagros Amez Franco, Sonia Cabrerizo Mármol, Susana 
Cabrerizo Mármol, Felipe Caparrós Ubierna, María Teresa Daza Cecilia, María Paz Diéguez 
Fernández, María Emilia Eyre Diéguez, Mercedes Manzanares Servitjá, María del Carmen 
Mármol Cubillo, Matilde Martínez Domínguez, Rafael Morales Ocaña, Mercedes Moreno 
Moreno, Consuelo Ortega Pérez, Luisa Ramírez Calanda, Luis Enrique Saltó Viñuales, 
Bárbara Serret Cervantes, José Valero Sánchez, María Rosa Valldemou Mestre, Xavier 
Valls Bauzá, Jordi Vicente Manzanares, Silvia Vicente Manzanares, Pedro Galnares 
Barrera, Antonio Ángel López Martínez-Colmenero, Antonio Ligero Hec, Rafael Mucientes 
Sanz, Cristóbal Martín Luengo, Manuel Ávila García, Federico Carro Jiménez, Vicente 
Montoya Salazar, Wenceslao Maya Vázquez, María Cruz Yoldi Orradre, Antonio Mateo 
Melero, Pedro Ángel Alcaraz Martos, José Ignacio Ballarín Cazaña, Silvia Ballarín Gay, 
Esther Barrera Alcaraz, Miriam Barrera Alcaraz, Rocío Capilla Franco, Emilio Capilla 
Tocado, María del Carmen Fernández Muñoz, María Dolores Franco Muñoz, José Julián 
Pino Arriero, Silvia Pino Fernández, José Luis Gómez Solís, Pedro Ballesteros Rodríguez, 
Luis Azcárraga Pérez-Caballero, Francisco Espina Vargas, Antonio Gómez Osuna, 
Sebastián Aizpiri Leyaristi, Francisco Javier Zabaleta Aizpitarte, Antonio Fernández 
Álvarez, José Antonio Ferri Pérez, Pedro Antonio Fonte Salido, Martín Martínez Velasco, 
José Luis Barrios Capetillo, Ramón Bañuelos Echevarría, Julio Gangoso Otero, Juan José 
Pacheco Cano, Cristóbal Díaz García, Jaime Bilbao Iglesias, Luis Delgado Villalonga, José 
Antonio Barrado Recio, Engraciano González Macho, José Calvo de la Hoz, Juan Bautista 
Castellanos Martín, Juan Antonio García Andrés, José Antonio Montes Gila, Luis Hortelano 
García, Manuel Jódar Cabrera, José María Sánchez García, Gregorio Caño García, Ignacio 
Julio Barangua Arbués, José María Martín-Posadillo Muñiz, Conrada Muñoz Herrera, 
Carmen Tagle González, Luis Reina Mesonero, Juan Pedro González Manzano, José Ángel 
Álvarez Suárez, Eladio Rodríguez García, Ignacio Bañuelos Lasso, José Martínez Moreno, 
José Ignacio Pérez Álvarez, Aureliano Rodríguez Arenas, Ángel Jesús Mota Iglesias, 
Benjamín Quintano Carrero, Elena María Moreno Jiménez, Miguel Paredes García, Virgilio 
do Nascimento Afonso, Francisco Almagro Carmona, Rafael San Sebastián Flechoso, José 
Lasanta Martínez, José Luis Hervás Mañas, Ignacio Urrutia Bilbao, José Manuel Alba 
Morales, Luis Alberto Sánchez García, Carlos Arberas Arroyo, José Francisco Hernández Herrera, Daniel López Tizón, Ramón Díaz García, Juan José Escudero Ruiz, Juan Gómez 
Salar, Eduardo Hidalgo Carzo, Miguel Marcos Martínez, Francisco Pérez Pérez, Vicente 
López Jiménez, Luis Alfredo Achurra Cianca, Luis García Lozano, Isidro Jiménez Dual, 
Francisco Díaz de Cerio Gómez, José Edmundo Casañ Pérez-Serrano, Luis Aragó Guillén, 
Manuel Echevarría Echevarría, José Manuel Cruz Martín, María del Koro Villamudria 
Sánchez, Francisco Robles Fuentes, Francisco Álvarez Gómez, Juan Chincoa Alés, 
Francisco Cipriano Díaz Sánchez, Maudilia Duque Durán, Ana Cristina Porra López, María 
Pilar Quesada Araque, Nuria Ribó Parera, Rosa María Rosa Muñoz, Vanessa Ruiz Lara, Juan 
Salas Píriz, Enrique Aguilar Prieto, Raúl Suárez Fernández, Valentín Martín Sánchez, 
Andrés Muñoz Pérez, Ricardo Couso Río, Donato Calzado García, Raimundo Pérez Crespo, 
Manuel Pérez Ortega, Jesús Sánchez Lozano, Luis Claraco López, Pedro Domínguez Pérez, 
José Luis Jiménez Barrero, Carlos Pérez Dacosta, Francisco Gil Mendoza, Alfonso 
Mentxaka Lejona, Francisco Cebrián Cabezas, José Luis Jiménez Vargas, Víctor Manuel 
Puertas Viera, Francisco Carballar Muñoz, Eduardo Sobrino González, Juan Carlos Trujillo 
García, Fabio Moreno Asla, Pedro Carbonero Fernández, José Javier Urritegui Aramburu, 
Francisco Javier Delgado González-Navarro, José Ángel Garrido Martínez, Arturo Anguera 
Vallés, José Anseán Castro, Manuel Broseta Pons, Virgilio Mas Navarro, Juan Antonio 
Querol Queralt, Francisco Carrillo García, Ramón Carlos Navia Refojo, Juan Antonio 
Núñez Sánchez, Emilio Domingo Tejedor Fuentes, Antonio Ricote Castillo, Ángel García 
Rabadán, Eutimio Gómez Gómez, Antonio Ricondo Somoza, Julia Ríos Rioz, José San 
Martín Bretón, Enrique Martínez Hernández, Antonio José Martos Martínez, Juan José 
Carrasco Guerrero, Aquilino José Vasco Álvarez, Juan Manuel Helices Patino, José Manuel 
Fernández Lozano, Juan Manuel Martínez Gil, Antonio Heredero Gil, Ricardo González 
Colino, José Luis Luengos Martínez, Miguel Miranda Puertas, José Antonio Santamaría 
Vaqueriza, José Ramón Domínguez Burillo, Emilio Castillo López de la Franca, Ángel María 
González Sabino, Javier Baró Díaz de Figueroa, José Manuel Calvo Alonso, José Alberto 
Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López, Juan 
Romero Álvarez, Juvenal Villafañe García, Dionisio Herrero Albiñana, Joseba Goikoetxea 
Asla, Leopoldo García Campos, Fernando Jiménez Pascual, Vicente Beti Montesinos, José 
Benigno Villalobos Blanco, Miguel Peralta Utrera, Juan José Hernández Rovira, José 
Manuel Olarte Urreizti, Francisco Joaquín Martín Moya, César García Contonente, 
Francisco Veguillas Elices, José Antonio Díaz Losada, José Santana Ramos, Alfonso 
Morcillo Calero, Rafael Leiva Loro, Domingo Durán Díez, Gregorio Ordóñez Fenollar, 
Mariano de Juan Santamaría, Margarita González Mansilla, Eduardo López Moreno, 
Enrique Nieto Viyella, Jesús Rebollo García, José Luis González Villanueva, Ignacio 
Mendiluce Etxeberri, Manuel Carrasco Almansa, Santiago Esteban Junquer, José Ramón 
Intriago Esteban, Florentino López del Castillo, Félix Ramos Bailón, Martín Rosa Varela, 
Josefina Corresa Huerta, Luciano Cortizo Alonso, Fernando Múgica Herzog, Francisco 
Tomás y Valiente, Ramón Doral Trabadelo, Miguel Ángel Ayllón Díaz-González, Isidro 
Usabiaga Esnaola, Jesús Agustín Cuesta Abril, Eugenio Olaciregui Borda, Rafael Martínez 
Emperador, Domingo Puente Marín, Francisco Arratibel Fuentes, Modesto Rico Pasarín, 
Francisco Javier Gómez Elósegui, Luis Andrés Samperio Sañudo, José Manuel García 
Fernández, Miguel Ángel Blanco Garrido, Daniel Villar Enciso, José María Aguirre 
Larraona, José Luis Caso Cortines, José Ignacio Iruretagoyena Larrañaga, Alberto 
Jiménez-Becerril Barrio, Ascensión García Ortiz, Tomás Caballero Pastor, Alfonso Parada 
Ulloa, Manuel Francisco Zamarreño Villoria, Pedro Antonio Blanco García, Fernando Buesa 
Blanco, Jorge Díez Elorza, José Luis López de Lacalle, Jesús María Pedrosa Urquiza, José 
María Martín Carpena, Juan María Jáuregui Apalategui, José María Korta Uranga, 
Francisco Casanova Vicente, Irene Fernández Perera, José Ángel de Jesús Encinas, 
Manuel Indiano Azaustre, José Luis Ruiz Casado, Luis Portero García, Antonio Emilio Muñoz Cariñanos, Máximo Casado Carrera, Jesús Escudero García, Armando Medina 
Sánchez, José Francisco de Querol y Lombardero, Jesús Sánchez Martínez, Ernest Lluch 
Martín, Francisco Cano Consuegra, Juan Miguel Gervilla Valladolid, Ramón Díaz García, 
José Ángel Santos Laranga, Josu Leonet Azkune, Iñaki Totorika Vega, Santos Santamaría 
Avendaño, Froilán Elespe Inciarte, Manuel Giménez Abad, Santiago Oleaga Elejabarrieta, 
Justo Oreja Pedraza, Luis Ortiz de la Rosa, José Javier Múgica Astibia, Mikel María Uribe 
Aurkia, José María Lidón Corbi, Ana Isabel Arotegi Legarreta, Francisco Javier Mijangos 
Martínez de Bujo, Juan Priede Pérez, Cecilio Gallego Alaminos, Silvia Martínez Santiago, 
Juan Carlos Beiro Montes, Antonio Molina Martín, Joseba Pagazaurtundúa Ruiz, Julián 
Embid Luna, Bonifacio Martín Hernández, Diego Armando Estacio Sivisapa, Carlos Alonso 
Palate Sailema, Raúl Centeno Bayón, Fernando Trapero Blázquez, Isaías Carrasco Miguel, 
Juan Manuel Piñuel Villalón, Luis Conde de la Cruz, Ignacio Uría Mendizábal, Eduardo 
Antonio Puelles García, Carlos Enrique Sáenz de Tejada García, Diego Salvá Lezáun,
Carlos Sáenz de Tejada, Jean-Serge Nérin.

ME ALEGRO

Sí, yo sentí el aliento de la serpiente.

La esperaba a la vuelta de cualquier esquina, al subir a mi coche, en mi vida profesional y en la privada.

Como muchos otros que lo cuentan y los que no pudieron contarlo. Los que enterramos, que fueron muchos, siempre son demasiados. Y enterré lo cercano, la amistad más fraternal que me dio esta vida puñetera y corta, tempestuosa que uno ha vivido, a veces por el azar y muchas veces por errores propios y voluntarios.

Ahora se acaba, parece que sí, que se acaba, como era de esperar dado el contexto. Seguirá la mezquindad, el discurso falso de la historia inventada, el fascismo vil, étnico e intolerante, pero no habrá sombra de balas contra las nucas discrepantes, que no es poco.

Me alegro, desde el recuerdo amargo, me alegro. No merecemos tal castigo en una sociedad tan castigada, tan cainita y adobada en sangre de hermano en tantas ocasiones.

Me alegro, miro atrás y respiro preguntándome por qué tuvieron que quedar tantos en el camino.

Por el pasado oscuro, plomizo de gris fúnebre, por las banderas envolviendo promesas rotas, por los toques de oración macerados en lágrima amiga, por el futuro, por la sangre que no se derramará y no tendrá que secarse en serrín de memoria breve e infame.

Por todo eso, me alegro, de verdad.

 

 

 

 

 

                                                                                                                                                      

LA CRISIS DE GENARO

Así que, amigo Genaro, ahora necesitas comprarme la ternera. Que la quieres para criar a ver si levantas cabeza. Estás hecho todo un emprendedor, qué jodío el Genaro. Bueno, bueno, bueno, pues yo, la verdad, no seré quién te niegue esa oportunidad que para algo somos amigos, pero tienes que entender que esta ternera ahora vale más que lo que valía la anterior que no quisiste comprarme.
Hombre, entiéndelo, yo entonces necesitaba venderla y tú no tenías necesidad de comprarla pero ahora no tengo tanta necesidad de vender ésta y tú sí la necesitas. Oferta y demanda, Genaro, oferta y demanda, el mercao es el mercao.
Ah, que no puedes pagarme esa cantidad de un plumazo. Mira, Genaro, para que veas que te aprecio, estoy dispuesto a aplazarte el pago, para que no digan que no ayudo a activar la economía, eso sí, el interés que debo cobrarte tiene que ser acorde con tu prima, que tal y como están las cosas, está bastante alta.
No me seas animal, Genaro, que no me refiero a tu prima la del Sixto, hombre, que no sé si estará alta o no, allá el Sixto, me refiero a tu prima de riesgo. Sí, hombre, sí, que se comenta por el pueblo que no andas muy solvente que digamos, y sabes tú que en este pueblo el rumor hace ley.
Ya, que no vas a poder pagarme en esas condiciones, amigo Genaro, hay que administrarse y adaptarse a los tiempos que corren. Apretarse el cinturón, Genaro, recortar, como hacen los que mandan.
A ver, por ejemplo, el último hijo que tuviste, sí el pequeño, Genarín, no me dirás ahora que fue buscado y no fue un desliz, un calentón mal llevao. Bueno, pues Genarín no deja de ser una boca y no me dirás que en otra casa, por ejemplo en la de los boticarios, que no tienen ninguna criatura, no estaría mejor atendío y vosotros no ganarías liquidez y tranquilidad. Es sólo un ejemplo, Genaro, un ejemplo.
Posesiones tienes pocas, pero, permíteme una sugerencia. La Mercedes, tu señora, sigue de muy buen ver, para qué nos vamos a engañar, ésto dicho desde el más absoluto respeto, Genaro.
Se yo de buena tinta que más de uno del pueblo se dejaria los cuartos por pasar un ratín con ella, y, total, Genaro, las cosas han cambiado y lo que se lleva es la pareja abierta, además, si te sale rentable pues mejor que mejor... Je, je,...
 Coño Genaro, tú no estás bien, te estás poniendo pálido, amigo, qué te pasa, Genaro, qué haces hombre, que era un hablar, no me jodas Genaro, guarda esa navaja Genaro, que te pierdes, hombre, déjate de cachondeo, Genaro, por tu madre, Genarooooo.....


PABLO HASEL Y LA DUQUESA

La octogenaria Jefa de la nobleza cañí, baila recién casada a las puertas del templo, al borde del colapso, a ritmo de rumba y sevillana, El amor senil de la aristócrata, ópera buffa o sainete de los Álvarez Quintero, es noticia que, aunque no quieran creerlo, tiene más trascendencia de la que parece y no se limita al ámbito del colorín y la casquería periodística.
Es la España Grande, vieja y poderosa, dando coletazos flamencos junto al vulgo en crisis. Romántica y patética, arcaica y libertaria, compartiendo pasiones nobles y rancias con el populacho que adora sus vulgares escarceos.
La España moderna es un rapero de verso sucio y mezquino, mal rimado, artificialmente marginal, que se convierte en mártir antisistema a la salida de la Audiencia.
En España no triunfó ninguna revolución, ni industrial ni política y por eso conviven los extremos. El feudalismo indolente e indecente con revolucionarios de concierto punk, cuya ideología se apoya en la rima burda alentando el crimen como acto revolucionario.
El pasado sigue ahí, compartiendo sus migajas de alegrías, y el futuro es torpe, tosco de pataleta de niño pijo, promocionado por el martirilogio.
Bien podrían haberse casado ambos, un rapero en la casa de Alba, y quizá el círculo se hubiera cerrado. Pero en este país, de los círculos, sólo buscamos la cuadratura. 

ONCE

En esta fecha debería haber excusado el escribir nada. Bastantes ríos de tinta, y de bits, corren por kioscos, televisiones y redes como para que nadie con dos dedos de frente se detenga ante este púlpito de loco.
Pero algo tenía que decir, como siempre, sobre esta nefasta fecha.
En 1973 el fascismo con su cara más despiadada y cruel asoló la democracia chilena con la no menos descarada y cruel participación activa de la mayor potencia del Orbe que hacía y deshacía a su capricho, importándole bien poco cualquier principio o mínima ética por mor del interés propio.
Esa potencia, el nuevo imperio, recibió en la misma fecha varios años después, el mayor golpe de su bélica historia. Su poder no pudo nada contra el fanatismo que el mismo imperio contribuyó a expandirse y arraigarse.
Ese día 11, dos dardos habitados derribaron las torres simbólicas del poder omnímodo. Dardos habitados por inocentes impactando en torres también habitadas por inocentes, pues no creo que nadie sea lo suficientemente culpable como para ser objeto de tal horror.
Un horror que nos sumió en una guerra, sí, en realidad sólo una, de la que no logramos salir.
La venganza como política, aderezada por intereses económicos, como no, llevó a Occidente a intentar matar moscas a cañonazos.
Moscas que sembraron más horror, Madrid incluído.
Diez años de erráticas guerras e invasiones de las que no podemos salir y que no sirvieron para vengar la afrenta. Fue diez años después cuando la labor eficaz de unos servicios de inteligencia y un comando de Navy Seals, un pequeño grupo, acabó con la encarnación del mal.  Cuánto dolor se hubiera ahorrado todo el mundo si se hubiera optado por esa vía desde un principio. Tratar un acto terrorista como eso, un acto terrorista, y no como un ataque bélico, localizar a los autores y detenerlos o lo que proceda, que no seré yo quién de lecciones de ética y moral a nadie, y menos en el caso que nos ocupa.
Eso, en vez de seguir sembrando el terror, daños colaterales, alimentando la rabia y los argumentos de un fundamentalismo contra el que no se puede luchar con bombardeos y marines, era lo que había que hacer desde el primer día.
Ahora nos queda recordar a las víctimas, a las de los aviones, las torres, las de Irak, Afganistán, Madrid, Londres, etc., a todas, e inentar aprender de los grandes errores cometidos. 

VERGÜENZA NO ME DARÍA SER POLICÍA

Vergüenza no me daría haber preparado una oposición, aprobarla, formarme en Derecho Penal, Constitucional, Administrativo, Civil, Primeros Auxilios, Deontología profesional, Psicología, Sociología, etc. Vergüenza no me daría haber recorrido media España y comprobar que es más lo que nos une que lo que nos separa. Vergüenza no me daría ver el gesto de agradecimiento de una anciana cuando le recuperas la pensión recién robada, evitar suicidios, asistir heridos y moribundos, consolar familiares de víctimas mortales, rescatar personas en catástrofes, proteger mujeres maltratada;, detener maltratadores, chorizos, traficantes, violadores, estafadores, etc., sin atender a raza o condición por mucho que les pese en Lavapiés. . Vergüenza no me daría tener que ver todo aquello que la mayoría, bien-pensantes incluidos, nunca quiere ver. Vergüenza no me daría ser objetivo terrorista de uno u otro signo. Vilipendiado por derechas y por izquierdas según convenga al grupo mediático que corresponda. Vergüenza no me daría enterrar compañeros honrados que dieron todo por su profesión y por los demás. Vergüenza no me daría jugarme el pellejo por quién te desprecia, te criminaliza por sistema y te amenaza con despojarte del uniforme diciendo que paga tu sueldo y que no sabes con quién estás hablando. Dirigido por políticos ineptos, siempre irresponsables e interesados, siempre mal pagado y mal querido por este país sectario, dogmático y tribalista de hijos de Caín. No, vergüenza no me daría, al que le dé que se joda.

ESO NO ES DEMOCRACIA

Las instituciones están investigando los posibles excesos de la Policía en los últimos sucesos de Sol, los sindicatos policiales reconocen excesos y reclaman el esclarecimiento y a buen seguro que el contundente peso del régimen disciplinario y de la acción judicial caerá sobre los interesados. 
Esto debería consolar a los inconsolables pero no, en la deriva anarcoide que están tomando tanto los que en principio se movilizaban de manera justa y pacífica, cómo el apoyo interesado y demagógico de los medios de comunicación y la pasividad electoralista de nuestros políticos, ahora surgen en las redes sociales unos engendros a modo de tribunales populares, o sea, comités de linchamiento, dónde se difunden masivamente las imágenes de los rostros de los agentes supuestamente implicados. 
Pronto publicarán, si no lo han echo yá, los datos personales de los mismos, los cuales, a parte de la sanción que se les imponga a nivel administrativo y judicial, tendrán que acabar mudándose y escondiéndose para evitar a grupúsculos de indignados profesionales. 
Esas páginas, por supuesto, sirven de plataforma para todo tipo de soflamas violentas de todo el abanico radical. Y eso no es democracia. 
Eso es menos democracia que la deficitaria que tenemos ahora. 
Porque democracia es también respetar las leyes,  también esas en las que se regulan los derechos de reunión y manifestación, acatar las órdenes legítimas de la policía cuando ésta está interviniendo, no increpar, no provocar reacciones en los demás en contra de los actuantes, etc. 
No todo vale y, si eso es lo que se pretende, menudo porvenir nos espera conociendo la historia cainita de este país tan dado a la masacre. 

A PROPÓSITO DE... (Post con dedicatoria implícita)


El que aparezca la moderación de comentarios de nuevo se debe, como muchos supondrán, a la actitud patológica de algún visitante, tal y como se refleja en mi post anterior.
Esta moderación no es óbice para que no se publiquen los comentarios críticos ni mucho menos, es más animo a la participación crítica en esta casa como siempre he hecho.
Ahora bien, si el discrepar de mis opiniones supone el ataque personal, la injuria por sistema, invito a quién tenga la tentación de hacerlo que, para esos temas, utilice otros foros, como puede ser la conversación en vivo, que siempre es más constructivo que el anonimato que supuestamente proporcionan las nuevas tecnologías.
El que ataca personalmente es porque, supuestamente, parcial o totalmente, conoce a la persona objeto de su mala baba, y cuando menos es de muy mal gusto hablar de la vida de nadie en un sitio público (aunque con propietario) de forma enmascarada. No obstante les diré que siempre me la trajo bien floja lo que la gente, sobre todo cierta gente, pudiera pensar de mí.
Así que discrepen, critíquenme sin piedad en lo que escribo, lo que pienso, en mis razonamientos o desvaríos, en lo que publico libremente en mi blog, que es mío, y en dónde puedo estar acertado o errado, pero el que pretenda bronca en lugar de discusión que busque otros lugares, con o sin padrinos.
Disfruten del video que no tiene desperdicio.

ESTUPEFACIENTES DE TODA LA VIDA

He visto sus caras en televisión. En alguno de esos canales presentados por androides teledirigidos. He visto sus extemporáneas sonrisas, sus cánticos y danzas sin sentido. 
Son legión, a miles se reparten por la ciudad, abrazándose, besándose, enarbolando sus lisérgicos colores, henchidos de alegría ilógica para un estado sobrio. 
Miran a las cámaras con las pupilas dilatadas y carcajean como autómatas. 
Está claro, una droga virtual, antigua como la humanidad, causa efectos devastadores en la juventud. 
No es lógico que un anciano vestido de blanco, armado con una sonrisa no menos estúpida que la de sus seguidores, cause tanta adicción sino fuera porque él es el gran camello. 
La sustancia distribuída no es tangible ni aprehensible, la droga se llama fe y como todas las demás altera la conciencia, el sentido de la realidad y la razón. 
Hay diversos derivados con el mismo principio activo, a cada cual más nocivo. El que asola ahora Madrid y buena parte de Occidente y otros que, en varios puntos del planeta, han causado más de una tragedia. 
Drogas de diseño, de precisa arquitectura química, que llevan al adicto a la perdición.