INDIGNACIÓN EN EL CNP

La sociedad viene manifestando, bien en las calles, en los sondeos, en los barómetros, su distanciamiento de los políticos de los cuales piensan que no les representan. Otra cosa es que luego la mayoría vote en las urnas a sus no representantes. 
Está claro que el funcionamiento de los partidos políticos, su dudosa democracia interna, la casi nula renovación de los líderes y las ejecutivas y su constitución en estamentos alejados de los ciudadanos a los que deberían servir, así como la nula capacidad de solucionar los problemas que causa el poder económico, del cual son cómplices, causa descontento entre los que les otorgan el poder. 
En el Cuerpo Nacional de Policía existen sindicatos, unos sindicatos bastante capados dada la legislación que impide y coarta cualquier intento de movilización efectiva. Por otra parte dichos sindicatos dependen, al igual que los de clase, de la subvención estatal. 
Dichos sindicatos se han ido posicionando, de una u otra manera, a la sombra de los partidos políticos. 
Al igual que éstos, de los cuales han copiado casi todo, tienen unos estatutos calcados de otras organizaciones sociales y podemos asistir a la eternización de las ejecutivas de los mismos, celebrándose congresos que se convierten en puro trámite pues todo viene pactado en los comités regionales desde antes de celebrarse el Congreso general. 
Se convierten para los afiliados en meras gestorías administrativas, corredurías de seguros y promotoras de descuentos comerciales. 
La acción reivindicativa se limita a la remisión de escritos de protesta contra la Administración, si bien es cierto que se gasta más tinta en criticar a la organización opuesta en una campaña electoral permanente, tal y como ocurre con la política. 
El Cuerpo Nacional de Policía tiene problemas endémicos que nadie parece querer solucionar. Se recaban apoyos de fuerzas políticas que, cuando acceden al poder, quedan en agua de borrajas y promesas incumplidas, cuando no se vulnera directamente lo articulado en el programa electoral. 
No hay duda, ni por asomo pretendo obviarlo, de que existen muchos compañeros sindicalistas a pié de obra que luchan día a día por resolver los problemas que se van presentando en cada unidad concreta, provicia o región policial. Al igual que existen políticos que creen en lo que hacen y sirven a los ciudadanos. 
Pero los funcionarios del CNP, en general, sufren un distanciamiento abismal con sus organizaciones sindicales, con las cuales sólo se relacionan para pagar la cuota o para tramitar algún recurso administrativo. 
Los policías están indignados, cuando no resignados, viéndose indefensos ante el poder político, mediático y en muchos casos judicial pues siempre son castigados de forma ejemplarizante pesando más la alarma social que la veracidad de los hechos. 
Este escrito tiene como intención la reflexión de los que pertenecemos a un colectivo que tiene más que motivos para indignarse y creo que debe presionar en la medida de lo posible para que las organizaciones representativas se refunden, salgan del anquilosamiento y se democraticen de forma efectiva. 
Creo que los policías, que pertenecemos a esta sociedad, debemos tomar ejemplo de la misma y exigir a sus organizaciones que salgan del acomodamiento, del nepotismo, de los aprovechamientos políticos y mediáticos, y luchen por aquello para lo que se les libera del servicio. 
Indignémonos en voz alta y hagamos un movimiento, salvando las distancias, similar al que brotó en la sociedad. Un movimiento 2-O (Dos de Octubre por el día de la Policía) que tenga como objetivo la verdadera modernización profesional, la justicia retributiva, la dignificación de la profesión y la renovación de nuestra clase política particular. 
Compañeros, indignaos de una vez. 
Seguro que muchos de vosotros, mucho más capacitados que el que suscribe, tiene ideas e inquietudes al respecto. Expresadlas. 

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