ESPERANDO AL MARTES

Días grises son estos en esta tierra de cielo de abundante gris. Gris de riesgo de primas, de cierre de minas, de goma quemada y pólvora iracunda, atornillada contra enemigos expiatorios. 
Cansa la tensa mirada contra los idiotas, y la condescendencia cansa en este pueblo dónde, más que conocernos, nos olemos todos, como los canes, identificando razas, querencias y desprecios. 
Temo un lunes negro para lo inútil pues el abismo está sentado a nuestro lado en el sofá. 
Me agota la densidad agria de la sidra escabullida, emboscada, y las camisas de logotipo creciente que el concienciado porta, que lo valiente no lo quita lo cortés, desfilando en peatonales calles midiendo tallas y suponiendo intenciones. 
Cansan las cartas apostólicas de sexagenarios Leónidas llamando a los trescientos a las Termópilas de autopista y pozo. 
Cansa el silencio de los directivos del suicidio colectivo, impotentes tesoreros de las miserias que nos abordan. 
Europa arde en fuego helado de billetes mojados por lluvias de usura. Europa se borra en la última guerra que perderá el Mundo. 
Que llegue el martes portando otros temores. Que esto no cesa. 

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