A propósito de estos tiempos.

Vamos a ver. No seré yo quien critique las políticas de acercamiento a los ciudadanos de ciertas instituciones.  De hecho yo contribuí humildemente a ello en lo que a mí competía. Creo que es una necesidad que, centrándonos en mi ámbito ahora, la ciudadanía sienta que su Policía está cercana a la misma como servicio público que es.
Desde que entré en esta institución lo hice con ese convencimiento.
A lo primero que se debe un policía es a la ciudadanía, por encima de las autoridades políticas y es a la ciudadanía a la que tiene que estar próximo.
Pero no nos hagamos líos.
Un policía no es un voluntario de Cruz Roja o Protección Civil, aunque en la mayoría de sus intervenciones ejerza de ello.
Un policía tiene que dar seguridad y cumplir y hacer cumplir leyes que, muchas veces, son incómodas para el afectado así como para el garante de las mismas.
Un militar no está para repartir bocadillos en el tercer mundo. Para eso hay ONGs que desarrollan una encomiable labor.
El militar dispara en nombre de un Estado y el policía usa la fuerza en nombre de la legalidad democrática.
Ingrato es, no lo duden, pero chistes malos en una cuenta de twitter y unos guardias desafinando en flamenco cutre no nos derrimen de los prejuicios.

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